América Latina y el uso pacífico de la energía nuclear /
La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, en agosto de 1945, fue la primera utilización bélica de la energía nuclear. Con ello se abrió el camino para el empleo militar de esta nueva forma de energía -que abría de ser probada por segunda ocasión, días después en Nagasaki- pero, al mismo tiempo, se p...
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Sumario: | La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, en agosto de 1945, fue la primera utilización bélica de la energía nuclear. Con ello se abrió el camino para el empleo militar de esta nueva forma de energía -que abría de ser probada por segunda ocasión, días después en Nagasaki- pero, al mismo tiempo, se planteó la perspectiva del uso de la energía nuclear con fines pacíficos. Hoy, pese a su importancia, los esfuerzos políticos y jurídicos, parciales y precisos, para limitar esta perspectiva no han logrado que el fin de la humanidad por obra del arma nuclear sea visto como algo imposible. Esta arma terrible nació de una ciencia y de una tecnología producto de la "razón irrazonable" del hombre, separada y ajena a la ética, capaz de imponer una thanatocracia, es decir el gobierno de la muerte. El uso pacífico de la energía nuclear fue encarado inicialmente como una contrapartida vital y esperanzadora, como un desarrollo paralelo de equilibrio y reinvidicación al peligro de extinción y de muerte por el uso militar de esa energía. Se inició un importante progreso científico y tecnológico y un desarrollo normativo, tanto dentro de los Estados Unidos como de sus relaciones, destinado a enmarcar jurídicamente lo relativo a este empleo pacífico de la energía atómica. El artículo analiza en detalle: el derecho soberano a usar la energía nuclear con fines pacíficos el control del uso pacífico de la energía nuclear y para finalizar, analiza la influencia del Tratado de Tlatelolco. HB/HMBQ |
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