Situación política al borde del caos

La situación política nicaraguense es realmente grave, tal parece que podría darse un estallido social provocado por las protestas callejeras de los transportistas. Dicha situación se da poco después de los secuestros que se dieran en agosto de 1993. Se dieron violentos choques callejeros durante do...

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Sumario:La situación política nicaraguense es realmente grave, tal parece que podría darse un estallido social provocado por las protestas callejeras de los transportistas. Dicha situación se da poco después de los secuestros que se dieran en agosto de 1993. Se dieron violentos choques callejeros durante dos días, el objetivo era el impedir la iplementación de un nuevo impuesto que gravaba aa tenencia de vehículos, tanto comerciales como particulares, a la vez que protestaban por un alza en los precios de los combustibles. Los transportistas se encontraban fuertemente armados, lo que hizo que los enfrentamientos fueran más violentos, ocasionando incluso muertes de parte de ambos bandos. La violencia callejera se dió en medio de un polarizado escenario político, caracterizado por el enfrentamiento entre el gobierno de la Presidenta Chamorro y la cúpula militar del ejército sandinista, unido a los infructuosos esfuerzos por dar inicio al llamado Diálogo Nacional Tripartidario, entre el oficialismo, la Unión Nacional Opositora (UNO) y el sandinismo. A su vez, la ruptura existente entre el gobierno y el sandinismo quedó evidenciada cuando en un discurso Chamorro manifestó sus deseos de separar del cargo al jefe de las fuerzas armadas, Humberto Ortega, la retirada de Ortega ha sido una de las más insistentes demandas de los círculos influyentes, tales como la Iglesia Católica, la UNO y el gobierno de Estados Unidos así como el sector empresarial y los rearmados. La decisión de Chamorro se justifica a que el gobierno estadounidense condicionó la ayuda económica a que Ortega estuviera fuera de su cargo. Dicha decisión tomó por sorpresa a los hermanos Ortega (Daniel y Humberto), los cuales protagonizaron un incidente al finalizar el discurso de Chamorro, donde le reclamaron por la decisión, sosteniendo que Violeta Barrios de Chamorro no tiene el poder para destituir a Ortega de su cargo y afirman que eso lo hace el Consejo Militar, tal y como está estipulado por la ley. Como respuesta a lo anterior, Violeta Barrios recibió un fuerte apoyo internacional de parte de Estados Unidos y de la OEA para que siguiera adelante con su política. OB/MR
Notas:Colección Centroamérica