Acuerdos partidarios promueven nueva agenda legislativa
Luego de la crisis de finales de febrero y principios de marzo de 1995, cuando el Banco Mundial no aceptó una nueva prórroga para la suscripción del programa de ajuste estructural, el gobierno inició acercamientos con la oposición social-cristiana con la finalidad clara de impulsar una nueva agenda...
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Sumario: | Luego de la crisis de finales de febrero y principios de marzo de 1995, cuando el Banco Mundial no aceptó una nueva prórroga para la suscripción del programa de ajuste estructural, el gobierno inició acercamientos con la oposición social-cristiana con la finalidad clara de impulsar una nueva agenda legislativa para enfrentar de mejor forma la crisis fiscal. Como consecuencia de lo anterior se dio una gran presión del partido opositor, o sea, el Partido Unidad Social Cristiana, encabezado por Miguel Angel Rodríguez y por Rafael Angel Calderón Fournier, ex-presidente de la república ante dicha presión el gobierno de José María Figueres accedió a aprobar una agenda parlamentaria en la que se daba prioridad a los cambios estructurales a nivel económico, los cuales eran urgentes para disminuir el déficit fiscal sin castigar a la población con nuevos impuestos, dado que en los últimos años, la población es la que ha venido cargando sobre sus espaldas las contantes alzas de precios. Ante esto, Miguel Angel Rodríguez ha expresado que los socialcristianos "estamos convencidos de que es imposible un progreso sostenido a menos que haya una baja carga tributaria". Por su parte, Luis Fishman ha presentado una propuesta de acuerdo con el gobierno, siempre que éste cumpla tres condiciones: renunciar a la movilidad laboral "sin rostro humano", que dé inicio la reducción en los salarios de los puestos más elevados y que se facilite la creación de empresas en manos de trabajadores. Mientras tanto, el gobierno encabezado por Figueres ha experimentado cambios ministeriales con el fin de establecer una auténtica relación con el partido opositor. Por su parte analistas consideran que los cambios en el partido gobernante obedecen a que éste ha perdido su capacidad de estructurar la agenda política costarricense. Lo cierto es que si ambos dirigentes políticos (Figueres y Rodríguez) logran unirse, el ganador será el pueblo y quizás sería la única forma de evitar una fuerte recesión económica y la progresiva huída de los capitales. OB/ALJ |
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