El empleo en los servicios financieros, Costa Rica: buenas y no tan buenas noticias /
Frente a la interrogante de si pueden actualmente las mujeres ocupadas en los servicios financieros de Costa Rica ir tan lejos como sus capacidades y sus deseos lo permitan, la respuesta es que no. Detrás de los números -y por razones que se discuten en este trabajo- existe una gran cantidad de capa...
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Formato: | Texto |
Colección: | Serie Mujer y Desarrollo, 62
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Sumario: | Frente a la interrogante de si pueden actualmente las mujeres ocupadas en los servicios financieros de Costa Rica ir tan lejos como sus capacidades y sus deseos lo permitan, la respuesta es que no. Detrás de los números -y por razones que se discuten en este trabajo- existe una gran cantidad de capacidades y talentos desperdiciados. Desde el punto de vista de las entidades financieras esta situación plantea retos para el aumento de la productividad, entendida como la capacidad de obtener el mayor provecho posible de los recursos humanos existentes. Desde el punto de vista de las mujeres, plantea retos para ampliar los márgenes de acción efectivos que tienen para diseñar su propia trayectoria laboral y profesional. Para las políticas públicas, significa desafíos para profundizar en el diseño e implementación de medidas que establezcan mayores condiciones de equidad de género en el país. Sobre la base del análisis estadístico este trabajo documenta la alta participación y tendencia al crecimiento en la presencia de mujeres en los servicios financieros. Entre las buenas noticias encontradas, tanto hombres como mujeres presentan altos niveles educativos y formalización en el empleo. Entre las no tan buenas noticias, se reporta que las trabajadoras perciben remuneraciones sistemáticamente menores a las que reciben los hombres, aunque la brecha es menor que para el país en su conjunto. Parte de esta brecha se explica por diferencias en el capital humano (en particular educación y experiencia), aunque también por factores organizacionales tales como la mejor remuneración de las ocupaciones masculinas. Estudios previos indican que el resto de las diferencias enremuneraciones que no se pueden captar estadísticamente a partir de encuestas de hogares se deben al menor capital social de las mujeres. Esto, a su vez, es producto de la socialización de género y de sus implicaciones en las distintas responsabilidades y en la orientación que hombres y mujeres tienen hacia el trabajo, hacia el cuidado y la reproducción, y hacia las relaciones entre sí mismos. En directa relación y entre las malas noticias, las mujeres muestran altos grados de segregación vertical y ocupacional: mucha participación en la base jerárquica, escasísima en la cima, y a lo largo de toda la estructura, una alta concentración en muy pocas ocupaciones en comparación con el abanico de ocupaciones disponibles para los hombres. En el estudio se presenta una esquematización de interpretaciones acerca de por qué las trayectorias laborales de hombres y mujeres son tan diferentes, incorporando las visiones que tienen las propias personas que trabajan en instituciones públicas y en entidades financieras. Estas últimas son muy relevantes en tanto punto de partida para promover el enfoque de género en la reflexión que las entidades financieras hacen de sí mismas, en el reconocimiento de los factores organizacionales que no sólo reproducen sino que amplían la falta de equidad, y en la identificación de caminos para transformar esta situación. Finalmente se presentan recomendaciones en materia de políticas públicas e investigación. Estas fueron identificadas en conjunto con representantes de la constelación de sectores e instituciones que forman parte de los servicios financieros, del mercado laboral, del Estado, así como de las organizaciones de mujeres y tienen con objetivo mejorar la equidad de género desde diversos niveles de incidencia. |
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