Movimientos sociales y democratización en América Latina /
Inicia el artículo con una breve reflexión sobre la situación que vive América Latina para los años noventa, pues, por una parte un número crecientede países ha llevado a cabo transiciones hacia regímenes representativos pero por otra, la crisis iniciada en los años ochenta se profundiza en toda la...
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Sumario: | Inicia el artículo con una breve reflexión sobre la situación que vive América Latina para los años noventa, pues, por una parte un número crecientede países ha llevado a cabo transiciones hacia regímenes representativos pero por otra, la crisis iniciada en los años ochenta se profundiza en toda la región. Señala el autor que actualmente las alternativas de crecimiento económico y distribución de recursos con base en la expansión de sector público y el financiamiento externo no es viable. En los noventa la acumulación de los capitales sólo puede hacerse con base en la empresa privada y la inversión extranjera. Respecto ala relación Estado-sociedad civil, el Estado -en especial el poder ejecutivo- prefiere interactuar directamente con los grupos de presión establecidos así, la sociedad civil debe cambiar su identidad institucionalizándose o transmitir sus demandas por medio de los actores establecidos. Se describe una serie de casos como los movimientos sociales en Argentina y Brasil, los cuales contribuyeron a democratizar las relaciones sociales y la cultura política. De esta forma los movimientos sociales tendrían la capacidad potencial de protesta que puede dar lugar a movilizaciones masivas a nivel nacional y aún internacional. Concluye el autor que entre las contribuciones de los movimientos sociales a los procesos de democratización en América Latina se encuentran: que el trasmitir las acciones de demanda y presión alrededor de reivindicaciones como el mejoramiento en la calidad de vida por medio de organizaciones diferentes y autónomas de los partidos es un elemento de diversificación y potencialmente de democratización de la vida política. Además, en la medida que los actores institucionales deben tomar en cuenta a esos nuevos actores, aun para rechazarlos o descalificarlos, el sistema político debe redefinir o al menos hacer conscientes sus criterios de inclusión y exclusión. Se han incorporado nuevos contenidos al debate político, que crean temas no percibidos como políticos otra contribución son las innovaciones prácticas, en dos niveles: 1) las formas organizativas y de acción que construyen y 2) la difusión de los valores propios de los movimentos. En síntesis, la participación de los movimentos sociales ha contribuído al cambio de la cultura política, entendida como los valores que orientan al discurso político. SBR/SBR |
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