Guatemala: encrucijada entre la guerra y la paz /

Analiza el papel que debe desempeñar el ejército guatemalteco en momentos en que se habla de paz y reconciliación, pero donde en realidad no existe nada definido. El ejército, el cual ha sido el culpable de la muerte de miles de indios mayas, quiere ahora proclamarse como el protector de la herencia...

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Autor principal: Jonas Bodenheimer, Susanne
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Sumario:Analiza el papel que debe desempeñar el ejército guatemalteco en momentos en que se habla de paz y reconciliación, pero donde en realidad no existe nada definido. El ejército, el cual ha sido el culpable de la muerte de miles de indios mayas, quiere ahora proclamarse como el protector de la herencia cultural maya. La discusión sobre las tareas de postguerra del ejército se ha convertido en una microindustria, entre otras que incluyen la construcción de infraestructura, la ejecución de proyectos de desarrollo, el combate del narcotráfico, la nutrición y vacunación de niños. Muchos guatemaltecos quieren aprovechar la oportunidad para subordinar al ejército a un verdadero control civil y limitarlo a su único objetivo legítimo, la defensa de las fronteras nacionales y más específicamente despojarlo de sus funciones de seguridad interna, las cuales le han convertido en la columna vertebral del Estado y árbitro de la política nacional desde 1950. En Guatemala, al igual que en El Salvador, la desmilitarización y el establecimiento de un sólido control civil de las actividades militares constituyen condiciones para que se avance en otros aspectos, el negociar acuerdos vinculantes a nivel internacional, constituyen una necesidad extructural y éstos deben abarcar más que el mero cese de hostilidades, debe centrarse en sus causas fundamentales y abolir las estructuras contrainsurgentes que el conflicto ha creado. Los intentos del ejército por mantener un dominio permanente sobre la sociedad guatemalteca no son, por diversas razones, realistas, una de ellas es que el mundo ha cambiado y para Estados Unidos no existe ya una razón estratégica para mantener al ejército guatemalteco como un ejército contrainsurgente. Finalmente se analizan las elecciones de 1994, señalando que éstas dejaron claro el abismo que separa a la política formal de las realidades sociales. La persistencia de un sistema político que no incluye a los actores sociales claves, plantea retos a todas las clases, lo quieran reconocer o no, la clase dominante debe adaptar sus ideas al siglo XXI. OB/MR