De nuevo, problemas de desmilitarización
Se movilizaron cerca de tres mil efectivos de las fuerzas armadas salvadoreñas, con el fin de combatir la delincuencia que se ha desatado a raíz de la finalización de la guerra esta medida tomada por Cristiani ha sido controversial, pues encargar a las fuerzas armadas de la seguridad interna va en c...
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Sumario: | Se movilizaron cerca de tres mil efectivos de las fuerzas armadas salvadoreñas, con el fin de combatir la delincuencia que se ha desatado a raíz de la finalización de la guerra esta medida tomada por Cristiani ha sido controversial, pues encargar a las fuerzas armadas de la seguridad interna va en contra de los acuerdos de Chapultepec. Cristiani indicó que "la salida del ejército a la calle es una medida preventiva que viene a apoyar el trabajo policial". La medida fue fuertemente criticada por los miembros del FMLN y por diferentes actores de la sociedad salvadoreña que la consideraron una muestra de poder de las fuerzas armadas para evidenciar que aún tienen presencia política en el país. Shafick Handal, por su parte cuestionó la lentitud con la que la Academia de Formación de las nuevos policías civiles prepara a los futuros egresados. El gobierno a su vez acusa a los guerrileros de mantener las estructuras militares, las acusaciones se unen con el hallazgo de un "buzón" de armas en Nicaragua perteneciente a la guerrilla, lo cual ha puesto al borde del colapso los tratados de paz y el mismo desarme, el cual había sido verificado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por su parte la alta dirigencia de la guerrilla aceptó públicamente la responsabilidad por el armamento escondido. El sector oficialista aprovechó el escándalo para cuestionar la voluntad de la guerrilla para cumplir con los acuerdos. Luego de un nuevo plazo para el desmantelamiento de los arsenales militares, el gobierno continúa dudando que el FMLN haya entregado todas sus armas. Por su parte Augusto Ramírez Ocampo, Jefe de la misión de ONUSAL, opina que los ex rebeldes cumplieron con el desarme, luego de destruir 128 arsenales en Honduras, El Salvador y Nicaragua. Una vez superado el problema, se espera que no queden secuelas del incidente y se estima que las elecciones generales de 1994 serán determinantes para la consolidación de un Estado de derecho en donde la polarización militar dé paso al debate político. OB/ALJ |
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Notas: | Colección Centroamérica |