Cuarenta y cinco años de ocaso occidental: cómo pensar el debate /

Pensar en el ocaso de Occidente-definido por el autor como la erosión del poder de los universos estadounidenses y europeo occidental- puede resultar nebuloso. Es menester definir con claridad qué es lo que se pretende estudiar. El óbice radica en que, al tratarse de dos mundos paralelos, la supuest...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Cataldo, Santiago
Formato: Texto
Materias:
Etiquetas: Agregar Etiqueta
Sin Etiquetas, Sea el primero en etiquetar este registro!
Descripción
Sumario:Pensar en el ocaso de Occidente-definido por el autor como la erosión del poder de los universos estadounidenses y europeo occidental- puede resultar nebuloso. Es menester definir con claridad qué es lo que se pretende estudiar. El óbice radica en que, al tratarse de dos mundos paralelos, la supuesta decadencia puede desarrollarse para uno en una etapa histórica que no coincide con el tempo que adopta para el otro. Así, por ejemplo, el ocaso europeo está indiscerniblemente marcado por las dos grandes conflagraciones de la primera mitad del siglo XX, que tienen como colofón el proceso de descolonización en el llamado "Tercer Mundo". Sin embargo, no menos cierto es que para la otra mitad del mundo occidental-Estados Unidos- estos años fueron, con la notable excepción de la década de 1930, momentos de auge inusitado que lo colocaron como potencia de primer orden. La razón para analizar el debate a partir de 1968 es que a partir de ese momento entra en crisis el universo noratlántico en su conjunto. Pero antes de pensar en el ocaso de Occidente propiamente dicho es necesario entender el concepto de poder y las formas como este es concebido por los estudiosos del fenómeno. Sólo así se podrá reflexionar sobre su erosión, proceso de décadas de duración, pero que de ningún modo ha sido constante ni de idéntica figura. Una tipología de la erosión de poder permite detectar cuáles fueron las principales transformaciones del tópico, década tras década, durante los últimos 45 años (1968-2013). Pensar en el ocaso de occidente contemporáneo requiere sin duda tener en consideración los errores argumentales cometidos con anterioridad en relaciónm con naciones emergentes y desafiantes como Japón.